Marlene Dietrich, ¿o fue Napoleón?, dijo que la envidia era una demostración de inferioridad, y realmente lo es. A veces se confunde o se solapa con los celos, pero la realidad es que la envidia es un motor de desgaste y generador de rabia, de ira. Es un sentimiento limitante que expresa mucho en la mirada y en los ojos. De hecho, hay una cita que nos encanta de Ignacio Manuel Altamirano pues va muy apropiada con este Blog de Ojos: “La envidia como la ictericia se conoce en el color de los ojos y en el de la piel”.
Hay sentimientos fáciles de esconder pero, claro está, la envidia no es una de ellos. Si sabemos que «una imagen vale más que mil palabras», en este caso quizá debería realizarse una pequeña variación para decir «una mirada vale más que mil palabras». Y es una mirada que lo dice todo. Que se lo digan a Sofía Loren, que no pudo disimularla y la cazaron mirando el escote de Jayne Mansfield. Mi enhorabuena al fotógrafo, porque supo captar la esencia de una emoción como es la envidia. Y nada de sana, todo sea dicho.
La literatura y la fantasía universal están llenos de múltiples ejemplos. Todos recordamos a la madrastra de Blancanieves mirando el espejito mágico. ¿Celos o envidia? En todo caso, una demostración de inferioridad, como comentamos antes.
Seas una persona o no, los ojos te delatan. Eso es así, y hay que llevar cuidado, aunque sea algo bastante incontrolable, con las miradas que «se nos escapan» porque nunca sabes quién puede estar ahí para inmortalizar el momento y hacer que pase a la historia. Y no para bien.
SE TE NOTA EN LA MIRADA
Autor: Laura Molina Hurtado
• Graduada en Periodismo por la Universidad Miguel Hernández de Elche
• Miembro del Equipo de comunicación de FacoElche 2014
• Jefa de Prensa SECOIR 2014