Mi río no es un río grande. Es más bien un hilillo de agua sucia, un charquito alargado, un grifo a medio cerrar.
Dicen los viejos que un día fue caudaloso, que trajo inundaciones, que en sus aguas murió ahogado el gran general cartaginés Amilcar Barca. Hoy resulta difícil de creer, a no ser que cayera sobre él desmallado y boca abajo con tan mala suerte de ir a acertar con su boca en medio del caudal. No obstante, y como un recuerdo de tiempos pasados, a veces viene crecido, muy crecido.
Hoy es un río contaminado, sucio, sin vida, que arrastra olores pantanosos.
Sin embargo, esta tarde, me ha dado por pasear río arriba y me he encontrado bellos paisajes, incluso cascadas.
En fin; sea como sea, es mi río.
Autor: José Samper Giménez
• Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alicante
• Oftalmólogo de la Clínica Oftalmológica Dr. Soler
• Oftalmólogo del Hospital General Universitario de Elche
• Colaborador en ONGD Anawim.