Se ha publicado una noticia que ha sembrado de inquietud a los portadores de lentes de contacto. Según ésta una inglesa he tenido “perdida” cerca del ojo una lentilla rígida durante 28 años, lo que podemos ver el enlace a la noticia y a algunos medios que la difundieron.
La duda de alguien que se inicia en el uso de lentes de contacto es: ¿Esto se puede ir para atrás y perderse? La respuesta es radical: no. El globo ocular está rodeado todo él por un capa transparente que conocemos como conjuntiva (sí, la que cuando se inflama decimos conjuntivitis) y que recubre desde el blanco del ojo (la esclerótica) hasta los párpados por detrás. Es decir empieza en el limbo corneal, que es donde se inicia el blanco del ojo, y recubre la esclerótica siendo esta zona la que llamamos conjuntiva bulbar. De repente se gira sobre sí misma creando un fondo de saco que llamamos fórnix y sigue tapizando la cara posterior del párpado, lo que se denomina conjuntiva palpebral. De esta forma se crea una barrera que es imposible de atravesar y que actúa como una pared para el contenido de la órbita. Podemos verlo en la imagen siguiente.
De lo dicho se podrá entender que las lentes de contacto se podrán desplazar hacia atrás un poco pero tendrán una barra física, la conjuntiva, que les impedirá ir más atrás.
¿Qué ocurrió entonces en el caso de la inglesa? Era portadora de lentes rígidas y sufrió un trauma ocular no grave jugando al bádminton. De repente se dio cuenta de que no veía y que seguramente se le saltó la lentilla. La buscaron pero no la encontraron y la dieron por perdida sin imaginar que estaría desplazada en la zona de la conjuntiva.
¿Qué habría pasado? El golpe de alguna forma haría una herida en esa capa y en el proceso de curación fue englobando la lentilla generando con el tiempo un quiste. Muchos años después este quiste empezó a dar síntomas clínicos y es cuando se descubrió “el pastel”.
Así que los usuarios de lentillas pueden quedarse tranquilos. Sus lentes no se van a perder por detrás del ojo.
Imagen de portada: Nataliya Vaitkevich en Pexels