Según los astrólogos, el final del verano de este año 2015 será el 20 de septiembre.
Pero todos sabemos que eso no es del todo cierto.
Como bien cantaban los del dúo dinámico:
- El verano se acaba cuando aquella chica (o chico) adorable, cuando aquel amor intenso de apenas tres meses, se marchaba a cientos de miles de kilómetros, sin internet ni Facebook, para no regresar jamás (aunque ese jamás fuera probablemente en julio del siguiente año).
- El verano se acaba cuando se acaban las cervecitas en el chiringuito de playa.
- El verano se acaba cuando recuperamos nuestro pudor y volvemos a cubrir nuestros cuerpos serranos con uniformes de trabajo o de estudio para regresar a la rutina invernal.
- El verano se acaba cuando las gaviotas recuperan su territorio perdido en la orilla del mar.
- El verano se acaba cuando fardamos ante los compañeros de trabajo, o de estudios, de nuestros viajes, conquistas y morenitos de playa.
- El verano acaba cuando redescubrimos que nuestro móvil tiene una función que nos despierta a las 7:30… o cuando redescubrimos ese extraño aparato de nuestra mesita que se llama “despertador”.
¡En fin! El verano se acaba cuando, de repente abres los ojos y no estás tumbado en la arena sino en el sofá de tu casa; cuando lo que tienes en la mano no es un mojito en un vaso de papel, sino un wiski con hielo en uno de esos horribles vasos que te regaló tu cuñada para tu boda; cuando lo que ves frente a ti no es un escultural cuerpo saliendo del agua sino a Pablo Motos con el brazo en cabestrillo en la pantalla de tu televisor.
Y entonces te das cuenta de que el verano se ha acabado… ¡Ya! ¡Desgraciadamente ya!
¡Pero chicos!; ¡no hay mal que por bien no venga! ¡Apenas quedan 9 meses para que vuelva el verano!
¡Sed felices!
Autor: José Samper Giménez
• Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alicante
• Oftalmólogo de la Clínica Oftalmológica Dr. Soler
• Oftalmólogo del Hospital General Universitario de Elche
• Colaborador en ONGD Anawim.