Benjamín Disraeli (1804 – 1881) fue un político y escritor inglés que en dos oportunidades ejerció el cargo de Primer Ministro del Reino Unido. Gozó de la amistad de la Reina Victoria, a la vez de una notoria y prolongada rivalidad con el jefe del partido liberal inglés, William Gladstone. Hombre ingenioso y sutil, Disraeli comenzó a temprana edad su actividad política como editor de un periódico conservador.
Recuerdo un amable intercambio de opiniones entre mi hermano mayor y mi padre, cuando éste, ante un comentario de su hijo, le dijo: “A tu edad Disraeli dirigía un periódico”, a lo que mi hermano inmediatamente contestó: “Y a la tuya Sarmiento era presidente”. A pesar de mi juventud percibí que colisionaban los planetas. Era la primera vez que oficiaba como testigo de un choque generacional.
Nos tocan vivir extraños tiempos. Pocas veces en la historia de la humanidad coexistieron cuatro generaciones profesionalmente activas. Contamos con la Silent generation, constituida por aquellos nacidos antes de la Segunda Guerra Mundial y con la Baby Boomer generation, nacida después de la Segunda Guerra. La generación X, lo hizo después de la década de los ’60, y la generación Y llegó a este mundo en los ’80. Todas ellas se encuentran en ejercicio de la oftalmología gracias a la longevidad que les ha regalado a nuestros mayores más años de ejercicio activo de la profesión. A los nacidos durante la década del ’50, como el que suscribe, nos han tocado vivir una serie de cambios vertiginosos para los que no estábamos preparados. Las computadoras irrumpieron en nuestras existencias para cuando ya habíamos terminado nuestra formación universitaria, por lo que nos vimos obligados a aprender forzadamente de la generación que nos sucedía, los jóvenes X. Este fenómeno generacional –que los hijos le enseñen a sus padres- es una situación inédita en la historia de la humanidad. Hasta entonces los padres habían sustentado el “Know how” y los hijos habían aprendido sumisamente sus lecciones. Ahora los dóciles debíamos ser los padres que asistimos con humildad a esta forzada docencia o en su defecto, hemos preferido apartarnos del conflicto aceptando, con más o menos resignación, esta falta de protagonismo.
La generación X se encuentra en franca confrontación con los jóvenes Y, quienes se han criado mamando tecnología desde su más tierna infancia.
Describir este choque generacional será la meta de esta columna darwiniana que tiene la intención de arrojar una perspectiva evolucionista a los planteos que vivimos diariamente en el ejercicio de la profesión, sin que estas observaciones impliquen un juicio de valores.
Las cosas cambian, hemos aprendido duramente los Baby Boomers, y deben cambiar, a veces vertiginosamente, para adaptarse a un mundo que sufre violentas modificaciones en sus estructuras. ¿Para bien? ¿Para mal? No está en mí decirlo. Eso lo decidirá el azaroso porvenir de la evolución.
Autor: Omar López Matos
• Médico oftalmólogo
• Investigador de la historia del arte.
• Director del Instituto de la Visión.
• Director de la editorial Olmo Ediciones.
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